Tiempo libre, tiempo de juego

“El tiempo libre es un tiempo de libertad para la libertad.” Frederic Munné, 1980

El tiempo libre es aquel que destinamos a la relajación y a la liberación de tensiones, bien sea sólo o en compañía. Actualmente se impone la necesidad de encontrar tiempo para uno mismo y tiempo para destinarse los unos a los otros. El tiempo de trabajo y de estudio, el invertido en las actividades extraescolares y el destinado a otras obligaciones, hacen que en la familia cada vez se disponga de menos tiempo libre.

El tiempo es uno de los bienes más escasos, pero además de ser escaso, no es acumulable. Es fugaz e inmediato.

Cuidar la distribución y la organización del uso del tiempo se convierte en una tarea complicada e importante, puesto que la utilización que padres e hijos hagan de su tiempo libre va a recaer directamente sobre la educación, el desarrollo y la formación de la personalidad de los más pequeños.

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Hablar de tiempo de ocio tanto familiar como individual, no supone hablar del sistema de ocio que se nos impone. No se trata de consumir ocio. Se trata de acceder a un ocio creativo y generador de riqueza para la persona. No es, hacer por hacer algo, es “hacer porque quiero hacerlo”. Además, para no caer en un ocio consumista es necesario desarrollar en la persona unas cualidades críticas y maduras, que permitan a los individuos ser capaces de programar y gestionar su propio tiempo de ocio, de un modo crítico, libre y voluntario.

Por ello, se hace necesario convertir el momento dedicado a los hijos en un tiempo compartido, de ocio y de disfrute para todos. Un tiempo en el que los padres además de acompañar al niño, también disfruten de la actividad que se esté desarrollando.

En la dedicación destinada a los niños se necesita ciertas dosis de técnica, para así poder realizar actividades adecuadas a los gustos, intereses y necesidades de todos.

Jugar despunta como una de las mejores acciones a realizar en familia, ya que el juego está presente en la vida de todas las personas. Niños y adultos juegan siguiendo sus gustos y las exigencias de su edad. Mientras que los niños juegan de manera natural y espontánea, el adulto programa y vive el juego como un momento de evasión, de relax.
Vía: ludomecum

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